En general, se ha reconocido a la consultoría de empresas u organizacional como un servicio
profesional orientado a ayudar a los directivos a identificar o evaluar los bloqueos u oportunidades
de mejora que subyacen en sus organizaciones, con el objetivo de generar Programas de Acción y
Cambio específicos en los Procesos, con vistas a incrementar la productividad y performance del
Negocio.
El trabajo del Consultor, en este contexto, lo posiciona como un facilitador cuya función principal
radica en motorizar y acompañar las distintas actividades a desarrollar, para que los integrantes de la
Organización desplieguen su máximo potencial en pos de los objetivos definidos, respetando
fundamentalmente los valores y principios de la Empresa.
Su acción, como agente de cambio, implica desplegar una serie de herramientas, técnicas y
metodologías que, sumadas a su experiencia y capacidad de gestión, impulsa a los Directivos y
Colaboradores a tomar el desafío del cambio como una oportunidad de crecimiento personal y
profesional dentro de la Empresa, venciendo los bloqueos normales que se presentan ante cualquier
situación de cambio que ponga en riesgo los saberes, habilidades y el status quo organizacional.
Asimismo, su condición de profesional externo promueve un marco de objetividad para afrontar y
disolver los conflictos internos y/o externos que se producen durante el transcurso de los procesos de
cambio, ya sea en lo individual ó en el trabajo de equipo.
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